Ir al contenido principal

Dios te bendice en la abundancia y la escasez






Tomado del muro del padre Rodrigo Hernandez:

El huracán Irma se ha desviado hacia el norte y, gracias a Dios, no ha azotado la isla como se preveía. Pero este hecho que me lleva a la gratitud a Dios, que es el Señor del tiempo y de la historia, me mueve también a pensar sobre las bendiciones y lo que realmente significan.

En la redes estoy leyendo cosas que me asombran: “esta tierra esta bendecida por Dios”, “Dios nos ama con una predilección especial”, etc.

¿Acaso Dios no ama a los habitantes de Barbuda? ¿Tiene una “dosis” menor de bendición esa isla que ésta? ¿Se puede medir la bendición por el paso de un huracán? O mejor, ¿Se deben medir las bendiciones por lo material?

En ocasiones podemos caer en la tentación, nada católica, de pensar que la bendición de Dios es equivalente a la prosperidad material. Y creer que si económicamente nos va bien en la vida somos más bendecidos que los pobres, cuando en la Biblia se ve predilección precisamente por los pobres y los necesitados. Y eso es una bendición especial hacia ellos.

Hoy mismo hablaba con un hombre que perdió todos sus ahorros y tierras por una mala inversión, y está agradecidísimo a Dios por su vida y su familia, porque sigue en su pobreza reconociendo la bendición de Dios. Es un gran predicador de la Palabra de Dios y para él su pobreza es precisamente el camino en el que encuentra la grandeza de Dios.

Y es que la bendición tiene mucho más que ver con la Salvación que con la prosperidad material (aunque en algunos casos la Biblia hable de los bienes materiales). En Gn 12, 1-3 leemos:
“El Señor dijo a Abrán: Sal de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, y vete a la tierra que yo te indicaré. Yo haré de ti un gran pueblo, y te bendeciré y haré famoso tu nombre, que será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan. Por ti serán benditas todas las naciones de la tierra”. Y “todas las naciones de la tierra”, significa también Barbuda o San Martin que han sufrido y mucho el paso de Irma.

La gran fórmula de bendición del Antiguo Testamento no habla de ganancias materiales: “El Señor te bendiga y te guarde; el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor te dé la paz. Así invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré” (Nm 6, 22-27).

Es más, para los israelitas, la gran bendición era la llegada del Mesías, que vendría a salvar y a redimir a su pueblo -cosa que hizo-, pero tuvo como medios la pobreza y la cruz.
San Ambrosio dice que “la bendición es el augurio de la donación de la santificación y la gracia”. Cosa que no necesariamente está ligada a la prosperidad material.

Si eso fuera así, con George, San Zenón o con David, se rezó poco, o ese día a Dios se le olvidó bendecirnos... cosa que no es verdad. Él no dejó de bendecirnos.
Damos gracias a Dios, realmente y de corazón, doy gracias a Dios, le alabo y le bendigo porque no ha pasado con la fuerza que decían hace unos días los meteorólogos el huracán Irma por aquí.

Pero si hubiera pasado el ojo del huracán atravesando la isla de lado a lado, seguiríamos con fe alabando y bendiciendo a Dios. Descubriéndole en el hermano más necesitado por causas de los fenómenos de la naturaleza, como ahora lo descubrimos en la trágica pobreza fruto de la injusticia de tantos hombres que, deliberadamente y peor que huracanes, maltratan a otras personas y les hacen pasar por situaciones dolorosísimas.

En circunstancias como estas nos preguntamos ¿por qué sucede esto? ¿Por qué tanta gente pierde su casa y pasa tantas tragedias? ¿Por qué huracanes arrasan con tan vastos territorios? Realmente, no lo sé. No soy el oráculo de Delfos, sólo un sacerdote que vive con la certeza de la salvación en Cristo. Y aunque no tengo la respuesta a todos los interrogantes, más bien pocos, no dejo de confiar en Él que con su gracia me sostiene y me permite ser testigo privilegiado de cómo sostiene a los que están a mi alrededor, independientemente de su prosperidad material.

Dios nos bendice en todo momento. Hoy le pido al Señor que lo descubramos y descubramos su bendición en los huracanes que se desvían y también en los “huracanes” que llevan tiempo azotándonos.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿Cuáles son los pecados que te impiden comulgar?

San Pablo en su carta a los corintios expreso firmemente que no todos están preparados para recibir la comunión: Examínese, por tanto, cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba del cáliz, porque el que come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación (I Cor 11, 28-29). Pero de todos modos este texto - aunque las personas para las que estaba destinado el texto originalmente, tal vez sabían algo del tema- para nosotros no esta tan claro.

1,000 ideas creativas para reciclar palets (tarimas) de madera

Yo ya empece a preparar mi mesa de centro y el porta retrato. Están divinos. 

El zorro tonto

Un zorro es una persona que es astuto y hábil para engañar o evitar ser engañado. Pero en este articulo no nos referimos a engañar a nadie. Sino en ser hábil pero hacerse la necesitada, la tonta para recibir la ayuda necesaria y agradar a la pareja.. Este termino de zorro tonto es muy usado por la autora Sherry Argov de Porque los hombres aman a las cabronas. Para aclarar no queremos que engañes a nadie y cabrona se refiere a la mujer que sabe su valor y se da a respetar. Pero consigues mejores cosas cuando eres dulce, amable y pides las cosas de manera astuta.