Dios, inspirado por el amor, nos corrige para guiarnos hacia un futuro que no podemos imaginar ahora, pero Él sabe que es el mejor camino para nosotros.
Jeremías 18.1 El alfarero y el barro
18 Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor, diciendo: 2 Levántate y desciende a la casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. 3 Entonces descendí a casa del alfarero, y he aquí, estaba allí haciendo un trabajo sobre la rueda. 4 Y la vasija de barro que estaba haciendo se echó a perder en la mano del alfarero; así que volvió a hacer de ella otra vasija, según le pareció mejor al alfarero hacerla.
En esta simple parábola se muestra como es hacer la voluntad de Dios. El Señor es el gran alfarero y nosotros el barro. El alfarero tiene en su mente hacernos vasijas de porcelana, una tinaja, un florero al horno, u cualquier otra vasija para lo que el crea que vayamos a ser útiles.
Hay distintos tipos de Barro. Esta aquel que se deja moldear fácil a la voluntad del alfarero, esta el barro que se puede moldear con dificultad y el barro que al intentar moldearse se daña.
¿Cual tipo de barro eres tu hoy? ¿Cual quieres ser? Porque dejando que el Señor obre en tu vida todo es posible.
Volviendo a la parábola. Es muy fácil entenderla cuando hablamos de barro. Pero cuando nos toca vivirlo. Empezamos a cuestionar a Dios. Muchas veces el Señor nos llama al sacerdocio, nos llama a la vida consagrada, al matrimonio, a viajar a lugares desconocidos, nos llama a estar solos por un tiempo sin consagrarse, nos puede llamar a servirle en su reino. ¿Que hacemos nosotros? ¿Creemos que es el Señor moldeandonos? ¿O pensamos que debemos resistirnos y seguir nuestro camino como hemos hecho hasta ahora?
El Señor tratara siempre de moldearnos para que podamos ser esa vasija que tenemos que ser. Para esto tiene que ponernos en el fuego, osea, dolerá, pero valdrá la pena. Dicho de otra forma. El cambio que el Señor te pide que hagas, tal vez te duela en el momento. Pero sera por tu bien. Yo lo he comprobado en vida. Yo soy del tipo de barro que se puede moldear pero con muuuuuuuuuuuuuuuuuucha dificultad. El Señor aun así no ha dejado de intentar moldearme. Y me alegro de que no haya dejado de intentarlo. Ahora que estoy aceptando en mi vida su mano moldeadora y amorosa. Soy realmente feliz.
Pero no es lo que siempre pensamos y lo digo por propia experiencia. Muchas veces creemos que no es el Señor que nos llama o pensamos como la nueva corriente: Que tenemos que decretar, para que se haga la supuesta voluntad de Dios. Digo yo: no sera que quiero decretar mi voluntad disfrazada.....
En mi opinión creo que es mejor orar como lo hizo Jesús en el Huerto y es la oración mas simple, preciosa y completa: Señor si es posible que pase de mi este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad sino la tuya. Lucas 22.42
Recuerda esa oración cuando el Señor te este llamando contra tu voluntad al Sacerdocio, a estar sola sin pareja un tiempo, a ir a otra ciudad a evangelizar o por la razón que fuera, o lo que sea que el Señor te este llamando en este momento. Postrate a los pies del Maestro y ora como oro Jesús. Pero también espera y obedece como Jesús.
Bendiciones,
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