
Durante siglos, la única posibilidad de las mujeres fue ocuparse del hogar. Incluso hasta hace no tantos años, era lo más común que nuestras madres o abuelas se dedicaran completamente a los quehaceres domésticos y no tuvieran un empleo remunerado.
Últimamente me han escrito a mi consultorio emocional varias amas de casa pidiendo consejos de cómo manejar su realidad, ya que, actualmente, las reglas de juego han cambiado e incluso se han invertido.
No solo no está mal visto que una mujer (incluso con hijos pequeños) trabaje fuera de su casa, sino que en muchos casos llega a puestos de primer nivel, a la par del hombre. Y si eres “tan solo” un ama de casa, cierta gente te mira raro, casi casi como si fueras una especie en extinción. Parecería que quedarse solo atendiendo al marido y a los niños ya no está 100% aceptado, como sucedía antes.
También he conocido a lo largo de los años, varios “amos de casa”, hombres que se han quedado cuidando a sus hijos pequeños mientras sus mujeres, con trabajos e ingresos importantes, siguieron con sus exigentes ocupaciones laborales. Prefirieron esta modalidad durante algunos años. Curiosamente, no noté en ellos grandes planteos existenciales.
Si eres ama de casa y no te encuentras 100% cómoda, no dejes de leer estas reflexiones. Y si eres un hombre cuya mujer se encarga exclusivamente de ti y de tu hogar, también te propongo que eches un vistazo.
CINCO PERSPECTIVAS
1. Valora la elección que tú y tu pareja han tomado porque consideran que es lo mejor para todos. Si has apostado a dedicarte a tus hijos pequeños y tienes la posibilidad económica de hacerlo o han restringido los gastos para que estés a cargo del bienestar de tu familia, tienes una gran responsabilidad, como mínimo comparable (o incluso bastante superior) a algún trabajo que puedas tener o hayas tenido. Es un momento único en tu vida y vale la pena que lo disfrutes cabalmente.
2. No tienes por qué sentirte mal o inferior. Si piensas que estás relegada o que vales menos que otras señoras “exitosas” en lo profesional, es hora de que pienses detenidamente qué provoca esta sensación en ti. En reuniones o en cumpleaños, me he encontrado con mujeres que al preguntarles a qué se dedican, bajan la cabeza al responder o incluso dan vueltas “bueno, ahora no hago nada (¿?) salvo la casa y los chicos; en realidad yo soy… (peinadora, arquitecta,…) pero ahora no trabajo porque… Necesitan justificar que no están generando dinero –tal vez por presión social o debido a que si estudiaron, ¿por qué no ejercen? Tienes el derecho a elegir lo que consideres mejor para esta (y cualquier otra) etapa de tu vida, como siempre, hay gente que te apoyará y otra que estará en contra –hagas lo que hagas.
3. Algunas mujeres no se sienten a gusto porque al no tener ingresos propios, dependen exclusivamente del de su marido/pareja y, si no es generoso, se presentan fricciones o disgustos. Si estás al lado de un hombre que te manipula respecto del dinero, lo hará de todos modos, ya sea que trabajes o que no lo hagas. En una pareja y en una familia, el dinero es común, más allá de quién sea la persona que gane más o todo lo que se aporta en la casa. De ti depende cómo manejas este tema y las formas que puedas encontrar para sentirte aliviada y a gusto.
4. Ten algo propio. Es necesario que haya un lugar de tu vida al que solo tú accedas. Los niños tienden a invadir todo el espacio y todo el tiempo, y un respiro programado (ya sea un curso, actividad física o lo que más te agrade) va a apuntalar tu individualidad y te hará tener temas diferentes e interesantes para hablar con tu esposo cuando vuelva de su trabajo.
5. Por último, y no por eso menos importante: no compitas con las mujeres del trabajo de tu

¿Eres/serías ama de casa? ¿Apoyas a las mujeres que se dedican solo a su hogar?
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Por Artículo publicado por Merlina Meiler
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