Dice San Juan Crisostomo, que es mas ventajosa hacer limosna por amor de Dios, que recibirla; por eso aquel que ha tenido la dicha de hacerla por amor de Dios, y para aliviar a las almas del purgatorio le será de extraordinaria utilidad si da las gracias al pobre que las recibe.
El motivo de esta conveniencia es, porque por medio de la limosna hecha de esta manera, muy fácilmente se alcanza de Dios muchos bienes de la tierra, y nos enriquecemos con muchos mas grados de gloria en el cielo.
La limosna que se hace para cubrir las necesidades de los pobres, en alivio de las almas del purgatorio, son lo mismo que los granos de trigo que se extienden y ponen bajo la tierra, que lejos de perderse, se multiplican y dan el ciento por uno.
Con la limosna remediamos las necesidades de los vivos al mismo tiempo que aliviamos a las pobres almas del purgatorio dándoles la vida eterna. Es imposible saber la virtud, el mérito y la enorme satisfacción que contiene la limosna hecha por amor de Dios, en alivio de las almas del Purgatorio; pero si que sabemos que son muy saludables sus efectos.
La limosna sustenta al pobre, da grande Gloria a Jesucristo y alivia saca a las almas del purgatorio. Si toda obra buena merece recompensa, la limosna con mayor motivo la merece duplicada: y como el pobre no puede recompensarla porque no tiene, es Jesús mismo quien tiene que ser el recompensador, porque Él es quien la recibe en la persona del pobre.
Él, que dijo que el reino de los cielos pertenece a los pobres, si sabemos socorrerlos y a las almas del Purgatorio, tendremos la dicha de oír a la hora de la muerte sus propias palabras: " Venid a gozar el reino que os tengo preparado desde toda la eternidad"
Tomado del Devocionario " Las Almas del Purgatorio" Por Fray Carmelo Codorniu.
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